Carta de desamor al 273

Me tienen podrida estos juegos de poder. Sabés que te quiero ver, pero te hacés el boludo.
Cuando sabés que estoy mirando, a una cuadra o más, pasás haciéndote el indiferente. Bueno, te digo una cosa: hacerte el difícil no logra nada. Yo te necesito y lo sabés: sin vos no puedo ir a ningún lado. Sos mi única opción, la luz que ilumina el camino... Y, sin embargo... vos nunca estás.
Ahora estoy sentada, en la esquina de siempre, ahí donde nos conocimos ese día de la primavera cuando yo tenía doce o trece años. Yo estaba medio perdida, no sabía qué hacer... Y así nomás, sin hacerme sentir incómoda, me acompañaste, me dejaste en la puerta de lo de Clari, como todo un caballero. A partir de ahí todo se volvió más frecuente. Me viste crecer, todas las mañanas en nuestra esquina, acompañándome, dándome siempre un lugarcito adentro tuyo... me hiciste sentir especial.
Ahora me doy cuenta que fui una más, que se te suben todas encima y les das a todas por igual. Últimamente nunca estás, me ignorás y me tenés acá sentada durante horas... como hoy. No te quiero esperar más, no te soporto. Me hacés estar incómoda, siento que ya no tenés espacio para mí. Ya no te importo. Aparecés a cualquier hora y ni siquiera te animás a chamuyarme una excusa, sabés que no hay palabras para justificarte.
Por eso, por todo eso y más, te tengo que decir una cosa. Y espero que no te duela mucho, porque yo sé que vos también en el fondo me necesitás, pero te lo tengo que decir. Querido mío, amado micro, 273 cartel verde, si no venís YA mañana empiezo a ahorrar para comprarme una bicicleta.







Versión original
Hacé lo que quieras... ya no me importa nada.

Hacé lo que quieras, ignorame pasando adelante mío como si no me conocieras, como si yo no existiera... Hacete el boludo todo lo que se te cante, si ya no me importa nada. Sí, ya sé que no importa cuánto llegue a odiarte, siempre voy a volver a vos, siempre te voy a necesitar, siempre. Sobre todo por las noches, las noches frías, en las que te busco sin parar. No pienso en nada más, trato de encontrarte en la oscuridad sabiendo que no vas a aparecer, pero soy así, siempre caigo en la misma... te necesito.
No puedo evitarlo, es que te veo en todos lados... pasás por acá y por allá, nuestras vidas están ligadas... Pero cuando verdaderamente necesito verte, nunca estás. Y soy así, la más boluda, porque es verdad -y ambos sabemos- que no sos el único bueno para mí, que hay otros que también me sirven. Me puedo ir con cualquiera... pero sigo eligiéndote.
Y después de todo lo que vivimos, todo lo que te dí -porque te di cada vez que te vi- me tratás así, te veo irte con cualquier minita y a mí me dejás sola, ahí, en el medio de la calle, puteando en voz alta.
A veces te resignás, me acompañás a mi casa... pero sos tan frío, vas tan embalado, que no sé si volver a quererte. Y, cuando nos separamos, en la esquina de siempre, siento que no puedo respirar... por la nube de humo tóxico que dejás a tu paso... nube de tu desamor, de tu "no me importa nada, no te conozco".
¿Sabés qué? Hacé lo que quieras, ya no me afecta.

Hacé lo que quieras, Sur de mierda, pasá por la parada cuando estoy a cinco metros, llevate todas mis monedas, asfixiame en CO2, total no me queda otra, siempre vuelvo a vos... ¡Hacé lo que quieras!







Actualización:
La versión superior es una reelaboración del texto original, que se publicó en en Nº 9 de la revista Apócrifa.

Un teórico de cilindros y un Chás Porno


Podés ser todo lo racional que quieras, todo lo lógico y escéptico que te permita la vida; podés ser agnóstico, pensador, matemático y un experto en probabilidades... pero nunca, NUNCA, vas a escapar de...

(***Música de suspenso***)

LA LEY DE MURPHY

No podés. Simplemente está ahí. Vas a tratar de decirte: "Pará, bolas, no puede ser, no puedo caer en esto, tengo que creer que todo es pura casualidad, que son simplemente coincidencias, no puede ser que... ¡CADA PUTA VEZ ME PASE LO MISMO!". Pero es así, ni siquiera voy a tratar de demostrarlo, todos tenemos adentro, muy en el fondo, una creencia ciega en la Ley de Murphy, porque toda nuestra vida se comprobó su verdad. Porque tenés miedo de, al no creer, ofenderla y que las cosas te salgan todavía peor. Porque no podés evitarlo, y una vez que superaste la mala racha, lo que podía salir mal, vuelve a salir mal.

Básicamente, la Ley de Murphy, para los no enterados, es eso. Es el conjunto de preceptos irónicos (pero no por eso menos reales) que describen la tendencia de las cosas a salir mal o empeorar, o a arruinarnos de alguna forma, sin ninguna explicación racional. La Ley de Murphy por excelencia es "Cualquier cosa que pueda ir mal, irá mal", con ese precepto como base, se desarrollan unos buenos cientos de frases, aplicados a distintos campos, cada uno más acertado que el siguiente. De hecho, creo que es imposible leer leyes de Murphy sin asentir con la cabeza al fin de cada frase, como uno de esos muñequitos de perritos gronchines que mueven las cabezas en los autos.

En fin, para no seguir yéndome al carajo, ¿qué tiene que ver esto con el teórico de cilindros? Me parecía apropiado para la Ley de Murphy del universitario, añadir una frase que ya tuve la mala leche de comprobar más de una vez: "La clase de la que te ratees, no sólo va a ser la más interesante, sino que también: sí, van a pasar lista, y sí, entra en el parcial".
Anoche, con la vagancia que me pinta los jueves, después de haber estado cuatro horas en estética en un aula donde competimos por quién se duerme primero y quién hace más viajes a la máquina de café, se me dio por un "que se curtan" y faltar a la clase de Dibujo. "Total -pensó la pelotuda- ahora viene un teórico de algo que ya sé, porque encontré la fotocopia, y seguro que ni pasan lista". Al rato de llegar a mi casa, ya me empecé a arrepentir, cuando el Árabe me pregunta "¿Vos estabas en esa clase limada en el hall central?".
Resulta, al parecer, que como no tenían aula, se pusieron los de Dibujo en el hall de la facultad con los cientos y cientos de alumnos a darles un teórico de cilindros (para no hacer cilindros chuecos). No sé si me arrepiento de no haberme comido el contenido, pero definitivamente me gustaría tener en la memoria haber estado en un teórico de cilindros (¿?) en el hall de la facu, dictado por la duende-visionaria Wagner, que promete inspirar mucho en las amebas de la clase (yo incluida). Por ahí, este caso de Ley de Murphy es un poco como todo... no es que las cosas salgan mal, es que condicionamos los hechos psicológicamente, y después armamos las conexiones irracionales... Aunque le estoy sacando toda la magia, ¿no?

En fin, mi pequeña angustia por haber faltado a la clase se esfumó un poco cuando el Árabe me invitó a ir al "Chás Porno" a La Casa de la Trova. O sea, una suerte de jazz de cabaret, por Bewitch. La cantante en cuestión sí era bastante porno. Lo que podríamos cuantificar como el noventa por ciento del público eran estudiantes de música de la facultad... O sea, la mitad de la gente de la facultad (porque la otra mitad estaba aprendiendo a hacer cilindros en el hall). Y esta es la mitad de los que nunca me cruzo (mentira, tampoco me cruzo a los de diseño industrial... ¿Dónde cursan? ¿Existen?).
En fin, tardé más en ir y volver caminando que lo que duró el recital, pero estuvo muy bueno, recomendable... me animo a decir "muy buen saxo", aunque tengo menos oído musical que una babosa congestionada (siempre tan sexies mis imágenes de mí misma).

La conclusión, después de todo esto, fue que es muy necesario hacer una escapada entre-semana, aunque sólo sean un par de horas, a vicear un chás porno a un barcito al que le pinta quedar lejos de mi casa...

Salir a pasear puede hacerte olvidar que te perdiste un teórico re importante y limado.

No escribas nada que no quieras que lea tu vieja

Madre
Descargarse, expresarse, largar una opinión al mundo. Decile como quieras...
pero sigue siendo una boludez, en el más hermoso sentido de la palabra.

Antes de presentarme o explicar mi visión de "ilogía cotidiana", creo que es mejor presentar la vida del blog, porque si no se empieza por el principio, entonces se está empezando por el medio, y ya eso no tiene sentido, a menos que lo tenga (¡Uy! Acabo de explicar lo que es una ilogía). Bueno, en otras palabras, a veces llegamos a ese punto de tener que crear un blog, siendo conscientes, o no, de la boludez que representa.

Es obvio que en el fondo soñamos con cientos de seguidores, aunque no lo admitamos, ni siquiera a nosotros mismos; gente que lea cada una de las entradas, que nos ame secretamente, que nos rompa las pelotas para poder hacernos los superados adelante de todo el mundo ("no, estoy para el orto, los seguidores de mi blog no paran de mandarme declaraciones de amor y se me llena la casilla de correos...¡La vida es tan dura!").
Pero, lo más probable es que ni siquiera nuestros amigos más cercanos entren a la página y, cuando les quieras hacer un comentario al respecto ("Gordi, ¿viste la nota de la extinción de los pingüinos que te dediqué en mi blog, después de tener esa charla el otro día?"), el otro probablemtne ni se gaste en hacerse bien el pelotudo con un "Todavía no entré hoy", o "Ando medio colgada", sino que te va a saltar con un olímpico "Ah, mirá... ¿Cómo era el nombre de tu blog? Después decime y entro".

Y así se van todos a la reconcha de la lora. Bueno, tampoco para tanto.

La pregunta es, entonces, si tenemos un mínimo panorama de ambiciones, ¿cómo carajo hacer que la gente se interese en tu blog?
Estuve meditando sobre el primer paso, y llegué a la conclusión de que para tener un blog exitoso, lo primero que tenés que hacer es no avergonzarte de él. O sea, si es muy boludo o personal lo que escribís como para no mostrárselo a tus amigos, ya empezamos al horno. Y también hay que cuidarse de no elegir un nombre o un tema que te vaya a llevar a lo mismo, como cuando tenés el mismo mail desde los doce años, y después un profesor de la facultad te lo pide y tenés que dictarle letra por letra "princeesita_comemandarinas_aguanteelpincha_1990@aol.com", mientras te ponés roja como un tomate y querés que la tierra te trague. Lo mismo pasa con los Blogs, si no querés explicarle a cada uno por qué tu Blog se llama "Mis amigos son unos pelotudos" o cómo se escribe "Transubstanciación Intrascendente", más vale que lo pienses.

Creo que es verdadero consejo sería: "no escribas nada que no quieras que lea tu vieja", así, creeme, que te vas a asegurar de nunca sentir vergüenza, y recién sobre esa base vas a tener la posibilidad de hacer algo de lo que sentirte orgulloso.

Por lo tanto, ante todos ustedes, voy a tratar de explicarle a mi vieja cómo se entra a un blog, para seguir yo misma mis consejos.

Concluyendo la primera nota, nada, si querés saber un poco más de qué va a ir el Blog, enterate en el próximo episodio, mismo canal, misma hora.