Varieté (Gaviota Punk)



Después de tantos días caminando en el desierto, empiezo a preguntarme qué pasó con la gente que venía caminando al lado mío. A Gabriel se lo intentó comer un cocodrilo; de eso me acuerdo. Pero, ¿no salió volando? ¿Qué pasó con sus alpargatas? Me las había prometido cuando lo ayudé a activar el home banking. No se puede confiar en nadie.

No importa, ya voy a llegar a la falta de expectativas. Sólo tengo que olvidarme de pensar el tiempo suficiente. Por ahí si me concentro en los sonidos va a ser más fácil. ¡Ahí va una gaviota! Dependiendo de la postura de las estrellas, las cosas salen más o menos delicadas. Delicado es cortar pasto húmedo con los dedos de los pies, mientras pensás en lo poco aprovechado que está ese dulce patio inclinado, y una procesión de hormigas negra transporta cincuenta veces su peso en forma de trozos de hoja de ginkgo.

Pero basta. No es hora de ponerse cursi. No compartas tus emociones, compartí sánguches de milanesa, que hacen feliz a todo el mundo.

Había una vez una persona tan pero tan particular, que llamaba la atención de todo el mundo. ¿Qué era tan particular en esa persona? Nada en particular, simplemente sus múltiples particularidades. Tenía una forma particular de hablar, una forma particular de caminar, una forma particular de jugar al ajedrez. Todo en su vida, desde su particular nacimiento (en medio de un campo de batalla entre humanos y marcianos) hasta su particular muerte (decapitado por un hacha en el día de su coronación como presidente de la galaxia), estuvo signado por una extremada rareza y sobrenaturalidades inexplicables.
Sin embargo, su postura sobre el peronismo era bastante cliché.

Sólo estoy precalentando, no te angusties.
Ya va a venir, todo cargado el caudal de ideas.
Fluyendo entre grafismos virtuales,
por las eternas redes.