I (L) Nerd


Tuve una visión, una visión paradisíaca. Una visión bien, pero BIEN nerd. Una visión que dice "traga" por todas partes, pero me encantó.

Estaría bueno... un taller. Un hermoso taller de historia del arte, en vez de la carrera en la Uni. Estoy hablado de un lugar, donde los historiadores hagan horas, juntos los más capos con los newbies, historia-del-arteando. Y todos llevando sus libros y trabajos de sus estudios, y los más obsesivos clasificando y ordenando, y armando carpetitas de colores, como bibliotecólogos del Tallercín.
Y medialunas arriba de la mesa, eso seguro. Medialunas en esa mesa, en la que tendríamos que golpear los puños a cada rato para retratar auditivamente el impacto de un movimiento. Y que a la mañana nos apiñemos en la puerta para conseguir el asiento de adelante del cuarto auditorio, para escuchar al amigo con el que ayer tomamos mates contarnos su pasión por su proyecto.
Y estudiar esa expresión humana de toda todos nuestros siglos, eso que nos ayuda a entender la historia (¿o es la historia la que nos ayuda a entender el arte?). Todos ahí adentro, otros fumando en el balcón. Y una pared llena de papelitos, con notitas, recordatorios. Computadoras por acá y por allá, un proyector con una calidad de color que no te permite perderte un detalle.
Y hacer horas ahí, y producir, y publicar, y trabajar/estudiar. Porque si uno en ciertas pasiones NUNCA va adejar de estudiar, ¿por qué empezar? Que ese comienzo sea difuso, sea inocente. Ir a full, como ya hacemos, pero por iniciativa propia. Un ambiente donde la competitividad sea sinónimo de amistad. Pero insisto: las ME-DIA-LU-NAS.
¿No sería hermoso? Nada de perder el tiempo... o de perderlo con locura, perderlo con consciencia y aval.
Y eso.


Se me ocurrió viendo esa película, la de la foto.

Conversaciones con Mamá 1


M: Y… de última, si lo ves así, son más ecológicos los que venden en parque Saavedra los zapatos usados del tío. ¿Qué es más ecológico, un zapato de goma o uno de suela de madera? Lo más ecológico es uno usado… Lo que deberías escribir también alguna vez es sobre lo del principito.

S: ¿El Principito? ¿Qué tiene que ver con la ropa?

M: ¡Lo del payaso! El payaso que escribe cosas de matemática en el pizarrón… pero como está vestido de payaso, no se puede tomar en serio lo que dice. Si estuviera vestido de profesor, o… es como el dicho “el hábito hace al monje”, que depende de cómo estés vestido. Pero también está el de la mona, ¡son dos dichos re contradictorios!

S: ¿Eh?

M: Está el de “el hábito hace al monje” y el de “aunque la mona se vista de seda”...

S: Obvio, tiene que haber dos dichos contradictorios, para que las dos personas de la conversación tengan algo que decir. Jajaja, me imaginé dos personas gritándose la una a la otra. Uno diciendo “¡MONA ES Y MONA SE QUEDA!” y el otro “¡EL HÁBITO HACE AL MONJE!”, desaforadamente.

M:AUNQUE LA MONA…” Jajaja, es verdad.

S: Sí, igual son dos cosas diferentes, porque el de la mona se trata más sobre la naturaleza, de la mona. O sea, su naturaleza es tan fuerte que supera la vestimenta.

M: No, claro, pero el del monje dice también que el hombre es definido por el hábito, como que la naturaleza se define por la ropa que tiene. Es más una cuestión de uniformes, como que se aplica a eso. El de la mona, puede ser, también, creo que se asocia más a una cuestión de clase, como que si no sos de cierto… linaje, por más que te vistas de princesa, no tenés modales, sos una mona igual.

S: Sí, puede ser, si tenés la cara peluda.

M: En cambio el otro dicho es más eso… algo como de uniformes. Si viene un médico vestido de fútbol o vestido de jogging y zapatillas, no sé si te gustaría que te atendiera… en cambio si te atiende un médico como el que nos atendió la otra vez… ¡te encanta!

S: ¡Ay, mamá! Sos una babosa… Debería conseguir una grabadora, para grabar estas conversaciones.

La Nada Misma

No se trata de nulidad
Tampoco de fatiga
Este tipo de Nada es la nada por la ansiedad.
No sé qué hacer, porque de repente no tengo nada "que hacer", entonces no hago nada, ni siquiera las cosas que sí podría hacer, pero no necesariamente tengo que hacer ya.
Acabo de pasar una hora y media parada, en casa, yendo de un lugar a otro, de la cocina al comedor, parada, pensando (aunque tampoco tanto) y haciendo pura NADA.
Unas horas en la computadora, un rato mirando el baúl de las vermes. Un rato haciendo nada. Fui al kiosko (treinta metros, no cuenta como algo), volví sin NADA, porque no sabía qué quería. Lo mismo esta mañana, había planeado cosas, todas cronológicamente acomodadas desde que me levantaba hasta que iba a la facultad. No era de loca obsesiva, sólo eran un par de horas de las veinticuatro del día, que quería tener organizadas, como para arrancar con el pie ordenado.

Pequeño detalle: la boluda no puso la alarma -la boluda soy yo-. Así no va. Entonces la mañana no fue esa mañana, fue esta mañana. Y fui a la facultad, con dos medias diferentes. Y en el camino paré en un kiosko, y no compré NADA, porque me había olvidado la billetera. Y cuando llegué a la facultad, no había clases. No sabía qué hacer. Fui a cobrar al ex trabajo y después entré a una librería para ver qué había. Entre muchas pilas de Nada muy cara, encontré un peque-libro sobre manuscritos irlandeses ilustrados, y dije "¡Qué loco, voy a comprar algo!", hasta que resultó que el minúsculo libro salía 100 po. -No way-.
Me fui sin nada.

Lo mismo en otro par de negocios. Llamadas a gente y NADIE NADA. Le dije a Chochanna que viniera, y me dijo que a las cinco. Son las seis y diez y estoy sola, pero está viniendo... lo sé (porque me lo acaba de decir).

Entre tantas cosas de nada, este mate, sin embargo, sabe a mucho... es más, sabe A TODO. ¡Qué buen día!





















Living la vida Chancho



























No quiero entregar a mis colegas conmigo, no sé si somos todos tan patrióticos de la historia, pero hoy me siento particularmente amante de esta disciplina, por lo que quiero resaltar sus virtudes. No sería la primera vez que proclamo lo histórico como un estudio que es enormemente abarcativo. ¿Cómo es esto? Uno puede estudiar muchos aspectos del hombre, como su economía, su cultura, su producción artística, su biología, su política, etc., pero es con el estudio histórico con el que las todos estos factores pueden verse desde arriba (desde una bonita nube tornasolada, o desde el podio del historiador), interactuando entre sí. Por ejemplo, uno puede hacer un exhaustivo análisis de… las políticas internacionales. Podemos escribir -yo no, claramento, sino los que saben- libros sobre el tema, podemos volvernos changos buscando la comprensión de los distintos intercambios, acuerdos y negociaciones entre Estados, hasta exprimir el tema.
Lo que tanto tienta de la historia -perra seductora-, es que con picardía siempre plantea una pregunta previa. Para este caso “¿Los Estados son algo inherente a la sociedad humana?” Por supuesto que lo son a la actual, porque si existen es porque existen y es innegable que la misma historia de la que hablo llevó a que hoy dividiéramos "nuestro” mundo en Estados. Pero ¿son inherentes estas formaciones al hombre como tal? Vemos en la historia que no necesariamente. La conformación de los Estados como hoy los conocemos, Estados Modernos, tiene fecha de envase (¿habrá una de vencimiento?), por lo que no es algo más inherente al hombre que Manuelita la Tortuga.
Hay algo que me salta en mi discurso, que tengo que aclarar. Yo verdaderamente sí creo que las cosas existentes, los hechos acaecidos, son inherentes al hombre, y no creo en realidades alternativas como discurso (el “pero si no hubiera pasado esto, no tendríamos esto otro y seríamos distintos”), porque si las causas y consecuencias del universo llevaron a algo, no se puede plantear una línea de realidad diferente como en Back to the Future. Aún con esto, si uno es voluntarista y quiere catalizar con optimismo la felicidad mundial, y desea proyectar para el futuro, no creo que esté de más plantear qué cosas son posibles y cuáles no para los límites de tolerancia del ser humano como animal.
¿De qué carajo estoy hablando? Estoy hablando de que la historia la hacemos nosotros, la hago yo y vos, y ella -sobretodo ella-, y a veces retrocedemos ante ciertas ideas con miedo de que la humanidad no sea capaz de llevar cierto estilo de vida.
Para empezar, el ser humano es altamente adaptable. Además, quiero ilustrar un poco esto, porque parece que estoy hablando de cualquier cosa, que quiero hacer una revolución bolche o ser dictadora del universo. No estoy tan loca todavía… dame un par de días. Lo que quiero decir por ahora, es que si tenemos ganas de llegar a viejos como desnudistas en el medio de la montaña, o criar a nuestros hijos con una huerta y trueque, o si el sueño de nuestra vida es dedicarnos al diseño de alfombras, o a ser cirujano, o si tenemos ganas de raparnos la cabeza, o adoptar veintisiete pendejos y cocinarles sushi todos los viernes, no podemos negárnoslo porque contradiga las convenciones sociales, sin una razón lógica.
No sé si el ser humano puede adaptarse a vivir bajo el agua -¡más bien dúdolo!-. Pero, ¿por qué pensar que no somos capaces de reformar el sistema educativo? ¿O por qué creer que los críos van a ser discriminados (y quedar profundamente traumados en la vida) por andar descalzos, ser vegetarianos, ser hijos de matrimonios homosexuales o etc.? Recordemos que los primeros en adaptarse a las cosas son ellos, los que menos se sorprenden... o, en realidad, se sorprenden por cosas diferentes, y sí que se sorprenden.
Alguna vez leí, o escuché, que probablemente un niño pequeño no se sorprendería ni medio si viera a su mamá entrar al comedor ¡volando! A lo mejor lo consideraría gracioso, pero ¿por qué habría de no dar crédito a sus ojos, cuando las mamás a veces hacen cosas más locas todavía, y nunca changos escuchamos el nombre de Sir Newton?
Lo primero que me gustaría decir es que me encantaría volar, así, de un cuarto al otro, lo segundo es que el ser humano tiene ganas de bancarse muchas mamás voladoras, tiene ganas de flashear. Después de todo, si tenemos que elegir, por qué no el camino más desbaratado, si de todos modos la vida es un juego, y nos vamos a morir todos, y somos un granito en la axila izquierda de la historia del Universo.
Así es fácil de ver… verdaderamente, no somos nada, ¿por qué preocuparse en juntar plata debajo del colchón, o en tener un auto más caro, o la tarjeta de presentación recién llegada de Europa? No debería acusar hechos en particular, porque en realidad no sé qué cosas pueden hacernos bien o no, pero si tenemos en claro que nuestro objetivo en este mundo es la felicidad, y una vez alcanzada la propia, es la felicidad ajena, vamos a vivir en una hermosa fondue de chocolate (fue el mejor escenario que se me ocurrió).
Tengo que confesar la verdad más terrible: soy una optimista de puta madre, mi deseo en esta vida es hacer que el resto del mundo pueda vivir como yo en una inagotable orgía (no de ese tipo, mamá, seguí leyendo) de placeres, de sentidos, de pensamientos hermosos, de consciencia de materialidad, de gozo, compañía y contacto humano, que si te pica la espalda alguien te la rasque, que si te falta pan, alguien te enseñe a hacerlo, que si te urge bailar veintisiete horas seguidas lo hagas, y grites, y todos se preocupen por vivir, y nada más, y nadie piense que la eternidad se vende con un lápiz labial, porque la eternidad no es nuestra, sino el YA.

¿Qué estás haciendo?