No se trata de nulidad
Tampoco de fatiga
Este tipo de Nada es la nada por la ansiedad.
No sé qué hacer, porque de repente no tengo nada "que hacer", entonces no hago nada, ni siquiera las cosas que sí podría hacer, pero no necesariamente tengo que hacer ya.
Acabo de pasar una hora y media parada, en casa, yendo de un lugar a otro, de la cocina al comedor, parada, pensando (aunque tampoco tanto) y haciendo pura NADA.
Unas horas en la computadora, un rato mirando el baúl de las vermes. Un rato haciendo nada. Fui al kiosko (treinta metros, no cuenta como algo), volví sin NADA, porque no sabía qué quería. Lo mismo esta mañana, había planeado cosas, todas cronológicamente acomodadas desde que me levantaba hasta que iba a la facultad. No era de loca obsesiva, sólo eran un par de horas de las veinticuatro del día, que quería tener organizadas, como para arrancar con el pie ordenado.
Pequeño detalle: la boluda no puso la alarma -la boluda soy yo-. Así no va. Entonces la mañana no fue esa mañana, fue esta mañana. Y fui a la facultad, con dos medias diferentes. Y en el camino paré en un kiosko, y no compré NADA, porque me había olvidado la billetera. Y cuando llegué a la facultad, no había clases. No sabía qué hacer. Fui a cobrar al ex trabajo y después entré a una librería para ver qué había. Entre muchas pilas de Nada muy cara, encontré un peque-libro sobre manuscritos irlandeses ilustrados, y dije "¡Qué loco, voy a comprar algo!", hasta que resultó que el minúsculo libro salía 100 po. -No way-.
Me fui sin nada.
Tampoco de fatiga
Este tipo de Nada es la nada por la ansiedad.
No sé qué hacer, porque de repente no tengo nada "que hacer", entonces no hago nada, ni siquiera las cosas que sí podría hacer, pero no necesariamente tengo que hacer ya.
Acabo de pasar una hora y media parada, en casa, yendo de un lugar a otro, de la cocina al comedor, parada, pensando (aunque tampoco tanto) y haciendo pura NADA.
Unas horas en la computadora, un rato mirando el baúl de las vermes. Un rato haciendo nada. Fui al kiosko (treinta metros, no cuenta como algo), volví sin NADA, porque no sabía qué quería. Lo mismo esta mañana, había planeado cosas, todas cronológicamente acomodadas desde que me levantaba hasta que iba a la facultad. No era de loca obsesiva, sólo eran un par de horas de las veinticuatro del día, que quería tener organizadas, como para arrancar con el pie ordenado.
Pequeño detalle: la boluda no puso la alarma -la boluda soy yo-. Así no va. Entonces la mañana no fue esa mañana, fue esta mañana. Y fui a la facultad, con dos medias diferentes. Y en el camino paré en un kiosko, y no compré NADA, porque me había olvidado la billetera. Y cuando llegué a la facultad, no había clases. No sabía qué hacer. Fui a cobrar al ex trabajo y después entré a una librería para ver qué había. Entre muchas pilas de Nada muy cara, encontré un peque-libro sobre manuscritos irlandeses ilustrados, y dije "¡Qué loco, voy a comprar algo!", hasta que resultó que el minúsculo libro salía 100 po. -No way-.
Me fui sin nada.
Lo mismo en otro par de negocios. Llamadas a gente y NADIE NADA. Le dije a Chochanna que viniera, y me dijo que a las cinco. Son las seis y diez y estoy sola, pero está viniendo... lo sé (porque me lo acaba de decir).
Entre tantas cosas de nada, este mate, sin embargo, sabe a mucho... es más, sabe A TODO. ¡Qué buen día!