Poesía vogónica
Imperfecta como un unicornio salticando en un arco-iris
Horrible como una torta de chocolate con chispas de chocolate bañada en chocolate
Mala como un patito bebé ronroneando
Tonta como sus retoños
Sentimental como una computadora
Graciosa como una vainilla
Hace mates ricos como aceitunas
Y nunca, nunca, se peina
Amantes animales sádicos en búsqueda de un cambio trascendental
Se puso el moño, frente al espejo. Estaba torcido.
-Vení, María, ayudame que el moño me queda torcido.
-Ya voy, esperá que estoy bañando al lagarto y no le sale la mugre de las escamas.
El moño era rojo con lunares amarillos, y estaba totalmente cubierto de hormigas carnívoras. El lagarto era amarillo con lunares rojos, rara vez estaba cubierto de algo, más que de mugre.
-Mamá, vení a ayudarme con el lagarto que no puedo sacarle la mugre de las escamas -gritó María.
-Bancá que estoy intentando atrapar los anteojos que se ofendieron y se escapan de mí.
-Dale, María, vení que el moño me queda siempre torcido.
A medida que intentaba enderezarlo, esperando a María, todos los cuadros de la casa empezaban a torcerse hacia un lado y hacia el otro, rítmicamente, siguiendo al moño.
-Roberto, ¿por qué no dejás de boludear y me ayudás a atrapar los anteojos?
-¿Pero no ves que estoy esperando que se asome el ratón para pegarle un mazazo?
El viejo esperaba con tensa antelación que asomara un roedor como ningún otro del agujero que se abría en el antiguo piso de madera.
El moño seguía torcido.
-Dale, María, ¡que me queda torcido!
El lagarto seguía sucio.
-Dale, Mamá, la mugre de las escamas.
Los anteojos correteaban.
-¿Me podés ayudar, Roberto?
El ratón no aparecía.
El ratón había empacado, dos días antes, sus pocas pertenencias, y se había ido para no volver a ese juego de locos. Decidió conocer otras ciudades, otros países, para descubrir otros juegos, otras realidades.
Catarsis amorosa de un indeciso
Metele que son pasteles y se me cae la bombacha confundida -de la emoción- cuando se pierden en el bosque corriendo atrás del oso gigante cuyos terribles tornados me trajeron volando hasta acá donde tan feliz estuve esa noche leyéndote incongruencias tan geniales nunca me sentí mejor andate no vengas más que está todo mal que mal nos vamos conociendo nos vamos dando cuenta que las horas pasan solas cuando nos colgamos las cosas colgamos charlando y me hacés pensar en cosas que no había pensado antes de conocerte era feliz pero cuando te veo me mata la ansiedad de saber qué contenta me pusiste cuando me enteré que cambiaste pero no cambiaste y eso me pone todavía mejor peor mejor andate andá no muy lejos de acá nos conocimos y fue instantáneo y no paró más vale que te quedes quiero estar al lado tuyo y no me molesta que te quedes a la mañana hablamos y vemos qué hacemos.
- f. Efecto purificador que causa cualquier tipo de milanesa u obra de arte en el espectador:
las tragedias griegas llevaban a la catarsis a los espectadores, las milanesas también - Expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas al organismo:
se emborrachó y me hizo catarsis arriba del parquet
- P. ext., eliminación de recuerdos que perturban el equilibrio nervioso:
el vodka es el mejor amigo de la catarsis
Covertura Festival Internacional ANIMA Córdoba 2013
Séptima Edición del Festival Internacional de Animación
ANIMA 2013
Como todos los años, en el mes de octubre se llevó a cabo el festival ANIMA, en la Ciudad Universitaria de Córdoba Capital. Esta nueva edición, ANIMA 2013, se desarrolló en los días 10, 11 y 12, conformando días especiales y únicos en este año plagado de eventos, estrenos y festivales. Gracias al esfuerzo de un gran grupo de organizadores y a la participación de gran cantidad de cortos y largos animados de altísima calidad, se generó un espacio que acogió a animadores, artistas, cineastas y público general en tres jornadas intensivas.
Lanzamiento
La previa al festival fue el sábado 5 de octubre, cinco días antes del comienzo del festival. En el puente Santa Fe se realizó el acto de lanzamiento, con una actividad al aire libre irresistible tanto para animadores y amantes de la música, como para cualquiera que transitara las calles aquella noche: la musicalización en vivo por la Banda Sinfónica Municipal (dirigida por David Antezana), de dos cortos importantísimos en la historia de la animación nacional. Por un lado, el reconocido y premiado corto Luminaris, de Juan Pablo Zaramella; y, por el otro, el clásico e histórico Bongo Rock del gran animador rosarino Luis Bras. Además, se musicalizó el corto polaco The Lost Town of Switez, de Kamil Polak, y se proyectó la película Metegol. Esta jornada fue el anticipo al festival, en un acto de difusión de grandes imágenes de nuestro cine de animación nacional, para el público general.
Jurados, competencias, ganadores
El festival comenzó temprano el jueves 10 de octubre, con nada más ni nada menos que una charla del británico Paul Wells, uno de los renombrados integrantes del jurado internacional, quien desempeñó este cargo junto a la canadiense Martine Chartrand y la checa Michaela Pavlatova. Estas tres figuras, de talento innegable y de logros en el mundo de la animación a nivel internacional, conformaron un jurado especial y único, que vino a reunirse en tierras cordobesas para traer parte de su experiencia y alegría al Festival. A estos se sumó un Jurado de largometrajes que también contó con grandes figuras: la animadora estadounidense Marcy Page, el italiano Andrea Martignoni y el investigador argentino Eduardo A. Russo.
Por otro lado, el jurado nacional estuvo conformado por Raul Manrupe (historiador, investigador y realizador), Nelson Luty (experienciado director de arte en animación) y Luis Paredes (ilustrador y animador).
Al mismo tiempo, hubo un Jurado Estudiantil, un Jurado de Animación para TV, un Jurado de Animación para Niños y el famoso Premio del Público.
Los tres días fueron un incesante pasar de competencias y proyecciones. Las categorías fueron: Competencia Internacional (sesenta y cinco cortos); Animaciones para Niños (veintiún cortos); Competición Largometrajes (cinco películas); Animaciones para TV (dieciséis cortos); Animación Argentina (treinta y un cortos). Al mismo tiempo se hicieron muestras de distintas escuelas, festivales y panoramas nacional e internacional de cortos.
El Jurado Internacional otorgó el Premio a la Mejor Animación – Historias Animadas al cortometraje Padre (Santiago Grasso, Argentina); el Premio a la Mejor Animación – Temas y Ritmos al cortometraje Snail Trail (Philipp Artus, Alemania); el Premio a la Mejor Animación – Videoclip al cortometraje Autour du Lac (Delphien Cousin, Bélgica); el Premio a la Mejor Animación – Animación promocional y publicitaria al cortometraje Magic Mushroom (Michaela Gote & Julian Weib, Alemania); el Premio a la Mejor Animación – No ficción al cortometraje Mademoiselle Kiki et les Montparnos (Amelie Harrault, Francia), que también se llevó el Premio del Público. Finalmente, el prestigioso jurado concedió el Gran Premio del Jurado al cortometraje I Am Tom Moody (Ainslie Henderson, Reino Unido).
La película ganadora en la competencia de Largometrajes fue Anima Buenos Aires, de María Verónica Ramírez (Argentina).
El Jurado Argentino, en una especie de broma interminable con menciones inventadas, hizo la siguiente premiación: Mención Humor a Superbot (Pablo Alberto Díaz & Gervasio Rodríguez Traverso); Mención Mejor Arte a Modesta historia de un suntuoso derrochón (Gonzalo Rimoldi); Mención por su observación de la conducta humana a …de costumbres (Pablo Cirilli); Mención por la realización escenográfica a Inercia (Becho Lo Bianco & Mariano Bergara); Mención por su creatividad, dinámica y alto nivel profesional a Pasteurizado (Nicolás P. Villareal); Mención Especial por su impecable realización a Padre (Santiago Grasso); Gran Mención Nacional a Tiro al blanco (Pablo Kondratas & Nahuel Jacome). Finalmente, el Jurado decidió entregar el Primer Premio Nacional al cortometraje Shave It (Jorge Tereso & Fernando Maldonado).
El jurado estudiantil, entre producciones provenientes de escuelas de cine, video, televisión y animación, premió como Mejor Trabajo de Escuela al cortometraje I Am Tom Moody, de Ainslie Henderson, perteneciente a la Edinburgh College of Art (Escocia). También se hicieron menciones especiales a los cortos Puntos, de Patricia Gualpa, perteneciente al Dpto. De Cine y TV de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y The day I killed my best friend, de Antonio Jesús Busto Algarín, perteneciente al Máster en Animación, UPV, Valencia (España). El Premio a la Mejor Animación para TV, otorgado por el Jurado de Animación para TV, fue para Migrópolis, de Carolina Villarraga (Colombia).
Charlas y conferencias: Moushon! en ANIMA
Además de las competiciones, proyecciones y muestras, se realizaron en el festival numerosas charlas, seminarios, talleres y conferencias. Entre ellos podemos destacar los distintos seminarios y charlas de producción con herramientas libres; el taller de pixilation de Juan Pablo Zaramella; el taller de diseño de personajes dictado por Lucas Nine; el seminario “Paisaje sonoro animado” por Andrea Martignoni y el Taller de personajes y objetos para stop motion, por Walter Tournier y Lala Severi, entre otros tantos.
Moushon! formó parte del evento, dando una charla en la que se presentaron cuatro proyectos de animación en desarrollo, para los cuales la revista está haciendo un seguimiento, al mismo tiempo que acompañando con promoción y difusión. Los proyectos son El niño y la noche (El Molinete Animación, Santa Fe), Las aventuras de Maky (Cubo Consorcio Visual, Bahía Blanca), Pacha Wawa! (Celeste Estudio Creativo, La Plata) y Ronko (Del entretecho, Neuquén).
Un vínculo que se fortalece
El festival, en sí mismo, fue un espacio de crecimiento e intercambio personal. El ambiente amistoso que se genera cada vez más sólido en el mundo de la animación argentina es palpable, y es todo gracias al esfuerzo de aquellos que estimulan la producción de espacios como ANIMA, u otros festivales, eventos, talleres, jornadas o charlas en torno a la creciente industria del cine animado. Moushon!, desde su humilde lugar, se alegra de ser el medio difusor de estas actividades, y un componente más del gran equipo de animación argentino.
Sofía Poggi
Overdose II
Tenían cinco guantes de oro, que se ponían -uno cada uno-, en la mano derecha.
Así salían los quintillizos de la calle Tubérculo a pasear todas las mañanas.
Cinco guantes dorados saludaban damas sonrojadas al pasar.
Cinco caballeros tuberculosos hacían de sus galanterías un espectáculo decoroso sobre el empedrado urbano.
Las muchachas se desmayaban ante la simple mirada de los jóvenes, ante la ligerísima brisa expedida por alguno de sus gestos. Sus bombachas caían al suelo con semejante fuerza que inmensas grietas se abrían entre los adoquines, generando disturbios en la ciudad.
Los quintillizos, a pesar de la increíble atracción que generaban en el sexo opuesto, preferían perderse para siempre en su infinita orgía de narcisismo y adoración egocéntrica, rodeados de papel picado y drogas pesadas.
El dragón, el libro y la jeringa
La princesa tenía todo lo que podía desear, ya que su padre, el excéntrico rey (amante de las fiestas y las comilonas), le concedía todos sus deseos.
Un día, la princesa, en su aburrimiento cotidiano, decidió poner a prueba a su padre, pidiéndole nada más ni nada menos que un dragón salvaje, para tenerlo de mascota.
-Si me amas, padre -dijo la princesa frente a toda la corte- debes cumplir mi deseo. Quiero un dragón como mascota y no me importa lo que tengas que hacer para conseguirlo.
El rey, sin dudarlo, convocó a los mejores hombres del reino, y los envió en una despiadada caza de un dragón salvaje, para su amada niña. Unos días después, la comitiva volvió con la bestia enjaulada. La princesa estaba de lo más contenta con su nueva mascota: le puso nombre, una larga cadena en el cuello y todas las tardes las pasaban juntos en la terraza del palacio, entre flores de todos los colores y fuentes de agua. El dragón se divertía cazando pájaros que, luego, junto a su ama, escondían debajo de las almohadas de las damas del palacio.
No pasó mucho tiempo hasta que la princesa volvió a su aburrimiento, y decidió, una vez más, poner a prueba la paciencia y las capacidades de su padre.
-Ahora lo que quiero es un libro mágico, donde siempre haya historias nuevas, con dibujos de colores, y finales felices -dijo la princesa al atareado monarca.
Con algo de preocupación, el rey convocó a todos los hechiceros, científicos y alquimistas de la ciudad, a quienes puso a trabajar en los sótanos del palacio, dándoles todos los elementos y materiales que pudieran ser necesarios (inclusive hilos de oro y gotas de rocío lunar), para que lograran el maravilloso artefacto. Finalmente, luego de algunas semanas, ante la impaciencia de la princesa, el grupo de expertos logró llevar a cabo el deseo de la niña, quien, contenta, disfrutó cada noche de su libro mágico, a la luz de las velas.
Pasado un tiempo, cuando la joven sintió que ni el dragón ni el libro mágico satisfacían del todo su existencia, la princesa decidió hacer un nuevo reclamo a su padre.
-Padre, he decidido que quiero inyectarme heroína -dijo la princesa frente a toda la corte.
El rey, como siempre, satisfizo los deseos de su amada hija quien, un par de días después, murió de sobredosis.
Enganches
Iba muy concentrado. Pan, queso, pan, queso. Miraba las baldosas mientras avanzaba, rápido. La gente lo ponía incomodísimo. Hasta que miró para arriba y la vio. Ella iba seria, también, pero, de repente, como si le hubiera aparecido un feliz recuerdo en la mente, esbozó una sonrisa.
Pan, queso, pan, queso. Iba caminando ella. Cuando, de pronto, se acordó algo que había pasado hacía ya tres noches, algo que por algún motivo su cerebro había ocultado entre las bambalinas de la memoria. Se alegraba mucho de haberlo recordado: "tengo algo para vos", le dijo el muchacho mientras apagaba la luz, y le puso algo en la mano que no pudo identificar inmediatamente. "¡Una estrellita!", exclamó mientras él le acercaba un encendedor prendido. El microfuego de artificio iluminó, por unos cuantos segundos, la oscura habitación en una danza ebria. Entró al quiosco, la que atendía miraba la novela.
"No puedo ver dos minutos seguidos sin que alguien venga a romper las bolas", pensó. Le alcanzó los cigarrillos a la chica quien, por cierto, parecía bastante boluda, o abstraída. Le dio el cambio sin pensar, automáticamente; nunca se equivocaba. "Al final para qué tanto estudio, tanto esfuerzo, si estoy laburando en este lugar de mierda. Lo único que puedo hacer es mirar la tele... No me dejan traer ni un libro". En la pantalla, Monserrat de los Caballos descubría -con una sobreactuada interpretación- que Felipe era, en realidad, su medio hermano.
En el set de filmación Sara se peleaba con el director. "¡No es nada natural esto, Alfonso, nadie actúa así". A los veintinueve años empezaba a reaccionar contra su entorno. Tantos años siguiendo indicaciones... Para este momento esperaba poder actuar de verdad, no seguir formatos aburridos para viejas fantaseantes. "Ya estoy grande para esto", dijo, mientras salía del set. En la puerta del estudio un gato se lamía las partes. Se rió. El gato la miró.
Miau. Miau. Comida. Persona. Grrrr. Gato, gato, gato. Persona. Comida. Persona pequeña, mimo.
Martina acarició al gato mientras su madre le tironeaba la mano para seguir avanzando. "Ma, ¿por qué no puedo tener un gatito así?", le preguntó. La madre no contestó. Seguía caminando rápido, tirando de la mano de la niña. "Yo quiero un gatito", dijo mientras se distraía mirando las nubes. Subieron al auto. A Martina le gustaba viajar sola con su mamá porque la dejaba ir en el asiento de adelante, si se ponía el cinturón. Mientras pasaban pudo ver a una señora con dos carteras, tres perros (dos con correa), y a dos chicos grandes dándose un beso.
"No pudo creer que esto al fin esté pasando... Basta, concentrate. Disfrutalo", pensó con los ojos cerrados, mientras entraba en el trance hormonal del apasionado beso adolescente. Su primer beso. Ojalá que no se notara. Le daba un poco de vergüenza, estar ahí haciendo eso en el medio de la calle. Se lo había imaginado re distinto. Además se sentía distinto. Sentía que las lenguas tenían mucho menos espacio para moverse del que se había imaginado, era todo mucho más palpable. De repente, sintió una mano debajo de la pollera. "Salí, pelotudo", dijo, mientras le daba vuelta la cara de una cachetada.
Espigón
espigón
- m. Punta del palo con que se pincha a los animales cuando no hacen la tarea.
- Punta de un instrumento puntiagudo utilizado para actividades sexuales sadomasoquistas.
- Macizo saliente que se construye a la orilla de un río o mar para proteger la orilla, desviar la corriente, o sacar fotos.
Tengo unos zapatos mágicos que vuelan cuando todas las luces están apagadas. Me los pongo y se elevan tres centímetros en el aire, pero solamente en mi cumpleaños.
Una vez soñé que me metía en un lago de piñas duras y ásperas, mientras un enemigo salía de una cáscara de banana gigante.
Las tres y media de la mañana es la hora de los panqueques, con mucho amor y tristeza, con vino y percusión.
Tremendas ganas de bailar te dieron cuando te perdiste sola en la marea. Alguien te está buscando.
Y seis botones es mucho, es una prueba para detectar a la gente paciente, la que se toma el tiempo de disfrutar el ritual, la que enriquece el juego con expectativas y ansiedades tan tangibles como los dedos de los pies.
Irradiar animalidad es la profesión por excelencia del siglo XXI, los que se dediquen a ella van a conquistar no al mundo, sino al resto de los hombres y mujeres; no al dinero, sino a la pasión.
La nostalgia necesita un -aunque sea- breve tiempo de cocción. Se le agrega comino, cilantro, y se la deja a fuego lento unos cuantos meses, años, que parecen siglos.
"Andá al pasillo y colgate", me dijeron una vez, sin querer.
Los viajes son la bisagra de la vida, los puntos de inflexión. Los recuerdos de todos se mezclan en una misma urdimbre desenfrenada, desordenada, ilógica total. Se sale de la razón cotidiana y se entra en otro tiempo-espacio.
Un alféizar más ancho de lo normal, como para sentarse toda la tarde; un campo suntuoso donde las avispas y las arañas batallan a muerte junto al cráneo de vaca; un eterno viaje por autopista que no lleva más que a un eterno retorno en autopista; una siesta en un verano ajeno, en un parque que está en otro idioma; un océano que nunca vi, más frío de lo que debería ser legal; horas en la ruta haciendo dedo, con una olla de comida extraña como el más preciado tesoro...
Y tantas imágenes más.
Viajar todos los días. De casa al trabajo. Viendo las cosas como si fueran nuevas. Actuando como si uno estuviera en un país desconocido, sin inhibiciones.
La muerte y el lápiz labial
Miraba el espejo retrovisor, totalmente paranoica, desde el asiento trasero. En algún lugar de la ciudad Marcos me esperaba, completamente empepado, ¿o era parte del sueño?
Salí de la ducha, corrí hasta la ventana. Cuando estaba por tirarme, vi mi reflejo desnudo en el edificio de enfrente. Se veía mi cuerpo distorsionado a lo lejos, asustado. Mi expresión me era totalmente ajena, los ojos desorbitados. ¿Qué estoy haciendo?
Marcos entraba al café, buscaba imágenes, perdido, en el techo. Quiero correr. Así como había entrado, salió trotando. Mientras, paso tras paso, se perdía en el apagado y lejano sonido que devolvía la tierra después de cada impacto, con un desfasaje considerable entre imagen y sonido. Se sacó la remera y la tiró al piso. Se sacó el arito de la ceja y se lo guardó en un bolsillo. Siguió corriendo.
A las cuatro menos cinco estaba en la plaza. Después de cinco minutos vi pasar el auto violeta, que me llevaría a un lugar a donde, por algún motivo, tenía que ir. No recordaba por qué ni a dónde, pero me daba vergüenza admitirlo, o quizá era un asunto de seguridad tan confidencial que ni yo misma me permitía recordar mi próximo paradero. No confío en nadie.
Marcos estaba dormido atrás de una planta. A cinco metros suyo dos chicas tomaban mates y de vez en cuando lo miraban para comprobar si respiraba. Con los brazos y piernas totalmente extendidos, se desplegaba por el suelo como una estrella brillante. En su mente pasaban más cosas por minuto que en la ciudad entera en una hora. Levantate, tenés que encontrarla.
El espejo retrovisor enmarcaba siniestramente el par de ojos más violento que me había mirado. ¿Quién era ella? Se sentía como una madre. Lo insólito es que veía su espalda moverse, su nuca girar, mirar hacia los costados, con una actitud relajada. Pero el espejo mostraba dos ojos fijos clavados, que no se movían ni un milímetro, como un recuerdo impreso del eterno acechar de los enemigos encubiertos. Su mano se acercó lentamente a la guantera...
Trepado como un simio a las torres de la iglesia, saltaba de nervadura en nervadura, de cornisa en cornisa; divisaba la lejanía como un águila. Las casas daban vueltas, los edificios crecían y se achicaban. ¿Dónde estás? En una visión apocalíptica pudo prever un futuro sin humanos, donde las ruinas de la iglesia quedaban sepultadas bajo las eternas capas de materia fecal extraterrestre.
La mano se acercaba lentamente a la guantera, en un gesto terminal. Mi respiración, junto al latido de mi corazón, se detuvo por completo. Pensé en saltar del auto en movimiento, pero afuera sólo se veían ríos de animales de granja, con caudales tan potentes que podrían haberme arrastrado hasta el fin del tablero, causando mi última y final perdición. Abrió la guantera, aún clavándome la mirada. Sacó un lápiz labial. Pude volver a respirar.
Trepado a una oveja, veía a unos veinte metros el auto violeta, naranja, amarillo... No paraba de cambiar de color. Saltó para caer sobre un pato mutante que volaba al ras de la temblorosa superficie de bovinos. Unos segundos después la vio, dentro del vehículo. En el asiento delantero estaba la muerte, con un lápiz labial rojo en la mano.
La mano huesuda sostenía el pintalabios con espíritu real. Lo acercó lentamente al espejo retrovisor, donde escribió con letra de maestra de primer grado. "Fuck you", decía la inscripción.
Marcos volaba en su pato cada vez más cerca del coche. Finalmente, su mano temblorosa y tentacular pudo alcanzar la puerta trasera.
La muerte empezó a reír, mientras terminaba de redactar su desesperanzador mensaje carmín. Escuché un ruido a mi lado. ¡Es él! Abría la puerta lentamente.
Abría la puerta lentamente. Lo vio y sonrió. Ya estoy mejor.
Fuck you too, muerte. Yo me voy en pato, vos te quedás acá.
Death and lipstick
I was staring at the rearview mirror, totally paranoic, from the back seat of the car. Somewhere in the city, Marcos was waiting for me, full of LSD, or it was all part of the dream?
I went out of the shower and ran towards the window. When I was about to jump, I saw my naked reflection in the building across the street. I could see my frightened and distorted body in the distance. The look on my face was totally alien, my eyeballs were exorbitant. What am I doing?
Marcos was entering the coffee shop, lost, looking for images on the roof. I want to run. As well as he came in, he went out, running. In the meantime, step after step, he got lost in the dull and distant beats coming out of the earth after every impact, with a meaningful phase shift between image and sound. He took his shirt off, threw it to the ground. He took the piercing out of his eyebrow and put it into his pocket. He kept on running.
It was five to five when I was in the park. After exactly five minutes, I saw the purple car that would take me somewhere that, for some reason, I had to go to. I didn't remember why, or where, but I was embarassed to admit it... Or maybe it was such a confidential business that I couldn't even allow myself to remember it. I trust no one.
Marcos was asleep behind a bush. Five meters from him, there were two girls having a picnic and, from once in a while, they checked if he was still breathing. With his arms and legs totally spread, he seemed a shiny star. Inside his mind, there were more things happening in a minute than in the entire city in an hour. Get up, you have to go find her.
The rearview mirror sinisterly framed the most violent eyes I had ever looked at. Who was her? She felt like a mother. The most unusual thing about it was that I could see her back moving, her neck turning, looking both sides, with a relaxed attitude. But the mirror showed two staring eyes that wouldn't move a milimeter, like a printed memory of the eternal watching of the undercover enemies. Her hand slowly approached the glove box...
Climbing like a monkey the church towers, he jump from rib to rib, from cornice to cornice; descrying in the distance like an eagle. The houses were jumping around, the buildings grew bigger and smaller. Where are you? In an apocalyptic vision he could foresee a future without humans, where the ruins of the church were buried under eternal layers of extraterrestrial feces.
The hand was slowly approaching the glove box, in a terminal gesture. My breathing, along with the beating of my heart, stopped. I thought of jumping out of the moving car, but outside you could only see farm animal rivers, with flows so powerfull that they could have dragged me to the end of the board, causing my last and final doom. She opened the glove box, still staring at me. She took a lipstick out. I could breath again.
Climbing onto a sheep, he could see, twenty meters away, the purple car, the orange car, the yellow car...... It kept on changing colours. He jumped on a mutant duck that was flying over the shaky surface of cattle. A few seconds later he saw her, inside the vehicle. In the front seat was Death, with a lipstick in her hand.
The bony hand held the lipstick with royal spirit. She slowly approached it to the rearview mirror, where she wrote with first grade teacher handwriting. "Fuck you", said the message.
Marcos was flying in his duck, closer and closer to the car. Finally, his shaky and tentacular hand could reach the back door.
Death started to laugh, while she finished to write her red hopeless message. I heard a noise by my side. It is him! He was slowly opening the door.
He was slowly opening the door. She saw him and smiled. I feel better now.
Fuck you too, Death. I leave, riding a duck, you stay here.
I was staring at the rearview mirror, totally paranoic, from the back seat of the car. Somewhere in the city, Marcos was waiting for me, full of LSD, or it was all part of the dream?
I went out of the shower and ran towards the window. When I was about to jump, I saw my naked reflection in the building across the street. I could see my frightened and distorted body in the distance. The look on my face was totally alien, my eyeballs were exorbitant. What am I doing?
Marcos was entering the coffee shop, lost, looking for images on the roof. I want to run. As well as he came in, he went out, running. In the meantime, step after step, he got lost in the dull and distant beats coming out of the earth after every impact, with a meaningful phase shift between image and sound. He took his shirt off, threw it to the ground. He took the piercing out of his eyebrow and put it into his pocket. He kept on running.
It was five to five when I was in the park. After exactly five minutes, I saw the purple car that would take me somewhere that, for some reason, I had to go to. I didn't remember why, or where, but I was embarassed to admit it... Or maybe it was such a confidential business that I couldn't even allow myself to remember it. I trust no one.
Marcos was asleep behind a bush. Five meters from him, there were two girls having a picnic and, from once in a while, they checked if he was still breathing. With his arms and legs totally spread, he seemed a shiny star. Inside his mind, there were more things happening in a minute than in the entire city in an hour. Get up, you have to go find her.
The rearview mirror sinisterly framed the most violent eyes I had ever looked at. Who was her? She felt like a mother. The most unusual thing about it was that I could see her back moving, her neck turning, looking both sides, with a relaxed attitude. But the mirror showed two staring eyes that wouldn't move a milimeter, like a printed memory of the eternal watching of the undercover enemies. Her hand slowly approached the glove box...
Climbing like a monkey the church towers, he jump from rib to rib, from cornice to cornice; descrying in the distance like an eagle. The houses were jumping around, the buildings grew bigger and smaller. Where are you? In an apocalyptic vision he could foresee a future without humans, where the ruins of the church were buried under eternal layers of extraterrestrial feces.
The hand was slowly approaching the glove box, in a terminal gesture. My breathing, along with the beating of my heart, stopped. I thought of jumping out of the moving car, but outside you could only see farm animal rivers, with flows so powerfull that they could have dragged me to the end of the board, causing my last and final doom. She opened the glove box, still staring at me. She took a lipstick out. I could breath again.
Climbing onto a sheep, he could see, twenty meters away, the purple car, the orange car, the yellow car...... It kept on changing colours. He jumped on a mutant duck that was flying over the shaky surface of cattle. A few seconds later he saw her, inside the vehicle. In the front seat was Death, with a lipstick in her hand.
The bony hand held the lipstick with royal spirit. She slowly approached it to the rearview mirror, where she wrote with first grade teacher handwriting. "Fuck you", said the message.
Marcos was flying in his duck, closer and closer to the car. Finally, his shaky and tentacular hand could reach the back door.
Death started to laugh, while she finished to write her red hopeless message. I heard a noise by my side. It is him! He was slowly opening the door.
He was slowly opening the door. She saw him and smiled. I feel better now.
Fuck you too, Death. I leave, riding a duck, you stay here.
Animando (dibujito)
Porfa porfavorcito
haceme un dibujito
que se mueva como papafrita voladora
aleteando entre nubes de tentáculos,
que se maree con tan sólo pensar en alfombras verdes.
Haceme un dibujito confundido,
peludo, molesto, traumado,
insoportable, irreverente, inmoral,
pornográfico, pelotudo, marginal.
Vos que sos medio rarito,
haceme un dibujito.
haceme un dibujito
que se mueva como papafrita voladora
aleteando entre nubes de tentáculos,
que se maree con tan sólo pensar en alfombras verdes.
Haceme un dibujito confundido,
peludo, molesto, traumado,
insoportable, irreverente, inmoral,
pornográfico, pelotudo, marginal.
Vos que sos medio rarito,
haceme un dibujito.
Facu
Ya iba para casa, re manija, como siempre. Caminando a mil.
-¿Por qué caminás tan rápido? -me pregunta Facundo de la nada.
-Siempre voy así, re manija.
Seguimos caminando unos metros.
-¿Tu vieja cómo anda?
-Bien. Hoy la visité.
-¿Fueron a tomar unos mates a la plaza?
-No fui para su casa. Estaba tomando mates con un amigo. ¿La tuya? ¿La visitaste? ¿Le mandaste mis saludos?
-No, está lejos... Está en Junín. Pero últimamente me pasa algo muy loco que es que tenemos una relación tan cercana que no necesito verla. Estamos juntos aunque estemos separados. Ella me siente ahí...
Seguimos caminando, llegamos a la plaza, a mi plaza.
La era de los titanes acabó cuando llegaron los marcianos. Veo el aura de las personas. ¿Cómo te llamás? Vos estás en contacto con la naturaleza. Es obvio que somos iguales si no no estaríamos acá sentados. Se nota que sos buena persona. Sabiduría. Soy un ángel. Sale mi animal. Número áureo. Ayudar a la gente es ser feliz y que ellos perciban esa felicidad. Apagar el tercer ojo para no ver la negatividad de la gente, es recomendable. Me invitan los nenes a jugar a la pelota porque se dan cuenta... y hago de arquero. Te invito a fumar. Salgo corriendo. Odontología. Gente muy oscura. Escuchar pero no oír para sobrevivir. Mi ángel. Libre albedrío. Un caracol. Un gato. No es mi gato. Acá no te puede pasar nada. Vos avisame. Yo tiemblo.
Después de enseñarme la elongación hermética, treparse a un árbol y contarme de sus chacras, llegó el momento.
-Así que no tenés miedo vos... -me dijo mientras me acariciaba el pelo.
-Y no, si sos un niño.
Pasaron los minutos.
-Llegó el momento. Nos vamos a volver a cruzar, Facundo.
-Y si no nos cruzamos...
-Nos vamos a volver a cruzar.
Entrevista a Mark Shapiro, Laika, USA
Mark Shapiro
MiniBio
Mark Shapiro es brand y marketing manager en Laika. Nacido en Seattle, asistió a la Universidad Emerson, en Boston, y a la Colorado College en Colorado Springs. También completó sus estudios en la Lewis & Clarck College en Portland, donde actualmente trabaja. Su amplia carrera en marketing y comunicación lo llevó a trabajar a lo largo de los Estados Unidos, trabajando en relaciones públicas, desarrollo de branding, publicidad y producción cinematográfica para compañías que incluyen Nike, Town & Country Magazine y Upper Deck. En 2007 se unió a Laika, donde administra las estrategias de marketing, incluyendo el marketing para la identidad corporativa de la empresa, como la de sus films animados.
¿Qué diferencia hace que Laika esté instalada en Oregon y no en Hollywood? ¿Cómo influencia el lugar a la empresa?
Laika, originalmente, empezó siendo Will Vinton Studios, comenzando hace unos treinta años en Portland. En 2005, la compañía fue rebautizada como Laika. El nombre “Laika” significa “pequeño perro que ladra”, por la perra rusa que fue al espacio. La definición sería “perro que ladra en un lugar inesperado” que, en este caso, sería Portland. Nosotros hacemos películas, hacemos películas animadas desde la sección de entretenimiento de nuestra compañía, y no lo hacemos en Hollywood, sino que queremos estar en Portland. Portland tiene una vibra diferente, un sentimiento distinto al que hay en Los Ángeles. Hay mucha gente joven, que se dedica a hacer cosas manufacturadas, hechas a mano. Nuestros filmes son manufacturados, casi todo está hecho a mano. Eso hace una enorme diferencia con otros estudios. Por toda la ciudad podés ver gente haciendo cosas manufacturadas o artesanales, incluso cervezas, vinos, cosas. Es un ambiente de emprendedores artesanales.
¿Trabajan con muchos artistas y animadores de Portland?
Sí... De todo el mundo, en realidad. Pero nos gusta la energía del lugar. Es un ambiente distinto. También hay mucha gente que viene de Los Ángeles, o de New York, Chicago, Londres, Manchester, y estamos todos en Oregon.
¿Podríamos decir, entonces, que hay un vínculo entre la manufactura propia de Portland y la famosa técnica de stop motion que ustedes utilizan?
Sí, claro. Laika tiene dos sectores. Está Laika Entertainment, que es el sector que hace los largos: Coraline (en 2009), ParaNorman (en 2012) y BoxTrolls (en 2014). Por otro lado, está Laika House, que produce comerciales y otro tipo de contenido. Nuestras películas de Laika Entertainment son todas en stop motion. Las primeras tres, obviamente, son en stop motion.
¿Podrías contarnos sobre el estilo de Laika? ¿Se puede decir que es independiente, familiar, casero, artesanal pero, al mismo tiempo, algo mainstream?
Creo que sí, se ve lo casero, y, nuevamente, es lo que nos diferencia de otros estudios que hacen películas en 3D. Creo que, cuando se hace animación con muñecos, naturalmente, las películas tienden a ser diferentes en estilo. Todas la películas en stop motion suelen ser distintas en estilo. A veces, tienen un lado ingenuo pero, cuando hacés algo con las manos y estás moviendo los muñecos con las manos, cuadro por cuadro, las historias suelen ser distintas.
Coraline, por ejemplo, es distinta a una película en animación digital; ParaNorman es distinta a una película en animación digital. Entretienen, son interesantes. A veces, desafían tu mente.
¿Qué es lo que diferencia a Laika de otros estudios? ¿Cuál es su estilo particular?
A la gente que realmente ama las películas en stop motion le gusta el estilo, de por sí. Hay una diferencia entre estas películas y las películas de otros estudios.
Pero, en la otra mano, usan bastante postproducción digital, ¿qué podés decir al respecto?
La postproducción digital es una parte importante de la película. La usamos para eliminar las juntas de las partes de los rostros de los muñecos, para remover los rigs, por cómo queremos que se vea, sin eliminar ese aspecto artesanal.
¿Cómo mantienen su imagen e identidad en un mercado dominado por otro tipo de estudios, luchando con una distribución que podría llegar a querer cambiar su forma de trabajar? ¿Tienen que luchar por mantener su identidad? ¿O es lo que el mercado espera de ustedes?
Creo que tenemos una identidad, y la gente empieza a tener, ahora, una expectativa de lo que vamos a entregar, y cómo se va a ver. Es el “estilo Laika”. Las películas salen cada dos años, tal vez cada uno. La gente va a poder ver que realmente estamos desarrollándonos en nuestra imagen y sentimiento, diferenciándonos de otras producciones. Nuestro distribuidor, Focus Features, Universal, y otros distribuidores dependiendo del país, entienden que nosotros trabajamos de manera muy armoniosa juntos, para presentar un producto.
En cierto modo, se ganaron su libertad...
Sí, pero también están las expectativas, no sólo de parte de la audiencia, sino de los distribuidores mismos, sobre cómo trabajamos. Cuando se trabaja con un equipo tan grande, hay formas para trabajar en armonía.
¿Cómo describirías esa identidad?
La identidad de Laika es lo manufacturado, lo artesanal, historias atrevidas, audaces, diferentes, inesperadas. Nuevamente, lo que mencioné del perro, que ladra desde un lugar inesperado. Las historias que contamos son desafiantes, tienen un desarrollo de personajes distinto. Podemos hacer las cosas de forma distinta, porque no estamos necesariamente en el mismo ambiente que otros estudios.
Cuando entrás en nuestro estudio, podés ver gente con lastimaduras, cortes, vendas. Es así porque están trabajando con sus manos. Y aún así, los efectos especiales digitales son una parte importante. La gente que trabaja en VFX comparte ese sentimiento común, de entregar una película “estilo Laika”, artesanal, manufacturada, de Oregon, de un ambiente distinto.
Refieriéndonos a tu trabajo, como brand manager, ¿podrías hablarnos de pasos o decisiones que se toman para comunicar esa identidad al mundo?
Cuando estamos contando una historia, buscamos mostrar pequeños fragmentos para promoción. A veces, incluso creamos escenas en stop motion específicamente para esto, antes de que la película se estrene. En cuanto a relaciones públicas, hablamos con editores de revistas y prensa, para que les quede claro qué es lo que estamos haciendo, que la gente entienda el proceso de realización del film, que está hecho a mano. Y, luego, cuando realizamos el marketing, en lugar de hacer una salida tradicional, nos gusta trabajar dentro del ambiente, que otra gente que se dedica a esto hable de nuestros productos. Entonces, participamos de festivales de cine. Hacemos presentaciones en importantes eventos en todo el mundo. Tratamos de ser parte de la comunidad de la animación. Le gente que trata de vender sus historias, intenta comunicarse directamente con su audiencia, con los consumidores. Nosotros intentamos ser un poco más creativos, cuando buscamos hacer publicidad dirigida a gente que va a compartir el mensaje a otra gente, quizá en Facebook o Twitter, o en páginas sociales. Nos comunicamos con gente independiente.
Antes de que saliera ParaNorman, estaban publicados los making-of en la página de Laika, tiempo antes de que saliera la película...
Sí, buen punto. Cuando estamos contando una historia, lo hacemos de forma en la que nos gusta mostrar al personaje. Por ejemplo, Norman haciendo algo, contar una historia de Norman haciendo algo. La publicidad es, obviamente, muy importante para nosotros, porque las publicidades que hagamos van a estar dirigidas a la misma gente, y van a ser coherentes con el resto de las cosas que hacemos. Por eso, por ejemplo, nuestros posters son más animados que otros. O se pueden ver escenas de making-of, para que la gente pueda ver qué es lo que está pasando. También, como en el caso de Coraline, el involucramiento del escritor, Neil Gaiman, hablando del film. Compartimos cosas con él, y luego él compartía cosas en su Facebook, o en Twitter, sobre la película. Es otra manera de hacerlo. Todo el marketing que hacemos está relacionado con la historia que estamos contando, lo hacemos de una forma que sea coherente con el material que producimos. Hay empresas con las que trabajamos, que son exceentes, de Portland, que entienden lo que hacemos, vienen al estudio y ven cómo trabajamos, e incluso nos ofrecen su experiencia para ayudarnos a contar la historia que queremos contar.
¿Qué buscan en Laika a la hora de contratar un artista?
Si vas a Laika, vas a encontrarte con gente que cuenta historias. El par de cientas de personas que trabajan ahí, todos, desde los animadores hasta el CEO de la compañía (que es un excelente animador), los que diseñan los vestuarios, los que construyen los sets, los iluminadores, todos son geniales en su propia materia, y todos comparten el hecho de contar buenas historias. Muchos, también, hacen su propio trabajo creativo. Tanto la gente en el departamento de cabezas, o en el departamento de vestuario, todos son creativos. Yo diría que el que esté interesado en trabajar para Laika debería ir a nuestra página y ver incluso fotos de los que trabajan ahí, leer sus biografías, es gente muy graciosa. Es un ambiente desafiante, pero ligero y divertido. El departamento de Recursos Humanos nos mantiene entretenidos, con parrilladas, almuerzos y demás. Lo primero que debería hacer alguien que quiere trabajar con nosotros es mirar nuestras películas, ser un gran narrador de historias, o tener habilidad con las manualidades.
¿Qué pensás de la animación en Latinoamérica y en Argentina?
Vi Luminaris en Annecy y fue la película más importante que se mostró ese año, la gente todavía habla de eso. La forma en la que cuenta la historia es genial. Creo que la gente, en Latinoamérica, entiende que hay películas más ingenuas pero que también hay cosas diferentes. Pasa cuando se piensa en México, o en Argentina, que es un país muy europeo, hay una mezcla de creatividades, de las culturas que formaron este país.
El caso de Luminaris fue increíble, tomaron Annecy como una tormenta. También hay muchos animadores y estudios independientes aquí, que parecen versiones en miniatura de Laika, donde la gente está haciendo sus propios muñecos, esqueletos, vestuarios, música. Muchas veces un solo estudiante o animador hace todas esas cosas solo, y es genial de ver.
¿Cuál sería tu consejo para gente que está comenzando su propia compañía, para construir y mantener su identidad?
Que sean buenos narradores de historias, y que sepan condensar las historias para mantenerlas sencillas: una buena historia en tres actos, simplemente. El desarrollo de personajes es muy importante. Hay cosas que se desarrollan con el tiempo, hay que continuar practicando, seguir haciéndolo. Por otro lado, nada nunca es perfecto, sino que siempre se está en la búsqueda de la perfección. Y eso va desde los animadores y estudiantes de animación a los profesionales, es la búsqueda de contar algo de manera genial. Es un proceso que puede empezar cuando tenés cinco años y continuar a medida que vas creciendo y mejorando. Hay una cita de Shakespeare que dice algo como “todas las historias ya se han contado, pero hay que contarlas de forma distinta” y, a veces, eso tiene que ver con la imagen, o con la técnica, o el estilo.
¿Qué consejo podés dar a la hora de posicionar una empresa en el exterior?
No estoy familiarizado con cómo se maneja acá en Argentina, pero a veces tenés que tener cuidado con compartir demasiado, tenés que cuidar tu historia o tener alguien de confianza que te aconseje al respecto. Pero, como en el caso de Luminaris, cuando sale al mundo y la gente la ve, encuentra distribuidores como Annecy, u otros festivales importantes. Hay que ser cuidadoso porque, teniendo el manager equivocado, la historia puede terminar en el lugar equivocado. Es importante encontrar a la gente indicada. Pero es una pregunta difícil de responder por las diferencias que puede ver con las regulaciones en Argentina. Tenés que estar seguro, si firmás algo, de tener buena representación legal, para proteger la historia. Una forma de lograr distribución es a través de festivales y universidades. Pero es muy importante mantenerlo protegido.
¿Tuvieron algún problema de este tipo en Laika?
No, porque, como una compañía grande, tenemos buena representación legal. Pero, por ejemplo, si alguien quiere suministrarnos una idea, tienen que hacerlo a través de un departamento específico. Si querés aportar una idea de una historia para Laika, no se puede hacer directamente. Es la forma en la que funciona la ley, son cuestiones legales.
Para terminar, ¿qué podés contarnos sobre el último proyecto de Laika, BoxTrolls?
BoxTrolls va a estrenarse el 26 de septiembre de 2014, en Estados Unidos. No sé la fecha en Argentina. Va a salir un poco antes en el Reino Unido. Es una historia sobre un pequeño niño, un bebé huérfano, abandonado en la calle, y sobre estos personajes llamados “BoxTrolls”, que viven bajo las calles. Una noche ven a este pequeño niño y se preocupan por él, así que lo toman y lo llevan a vivir con ellos. Luego el niño crece. Los BoxTrolls suelen salir a la superficie por las noches y luego vuelven a su guarida cuando sale el sol. Este niño piensa que es un boxtroll. Un día una niña lo descubre y le dice “¿Qué estás haciendo aquí, niño?”, y él se sorprende y descubre que es un niño. Es un viaje sobre el descubrimiento de sus orígenes, de encontrar su familia. Tenemos un repertorio de voces increíble, Ben Kingsley, Simon Pegg, Tracy Morgan, Elle Fanning (hermana de Dakota Fanning, quien hizo la voz de Coraline). Es emocionante, es algo que nunca hicimos antes, en cuanto a estilo. La técnica es la misma, todavía usamos veinticuatro cuadros por segundo, pero los vestuarios son mucho más elaborados, el cabello es increíble. Se puede ver la transición desde Coraline, a ParaNorman, hasta BoxTrolls, pero todos tienen en común la idea de transmitir una buena historia en una hora y media, más o menos, con los mismos elementos: suspenso, sorpresa, intriga.
Algo interesante de las películas de Laika, es cuando se presentan en eventos además del estreno general, como en festivales de cine. Las películas participan en festivales de cine infantil, pero también en festivales de películas de terror. BoxTrolls va a ser un poco distinta en este sentido, todavía tiene elementos que desafían a la mente, pero... ya lo van a ver cuando salga la película.
Redacción de preguntas, traducción al español y corrección: Sofía Poggi.
Realización de entrevista: Santiago Van Dam y Sofía Poggi.
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